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Foto del escritorMaribel Bofill

Breve origen del queso






Origen del queso


El queso es uno de los primeros alimentos derivados de la leche que se conservaba ya en la antigüedad.


La palabra griega fornos significa "cesto para quesos". De ahí proviene el nombre de queso, de ella derivan el fromage francés, y el formaggio italiano. Del latín caseus deriva nuestro queso o el cheese de los ingleses.


El queso es uno de los alimentos más antiguos de nuestra dieta, tal es así que se ignora cuándo se elaboró el primer queso.

 

Leyendas sobre el origen del queso:


Una leyenda cuenta que un mercader árabe, cuando atravesaba el desierto, se quedó sin recipientes donde almacenar la leche. Entonces se le ocurrió almacenarla en una especie de recipiente fabricado con el estómago de un cordero. Cuando lo abrió, la leche había fermentado por el calor del desierto y con el vaivén de viaje, el suero de la cuajada se separó dando lugar a una masa que el árabe probó y al parecer fue de su agrado.


Otra leyenda nos habla de un pastor de Asia Menor que descubrió un alimento formado por la fermentación de la leche.


Una leyenda griega cuenta que Aristeo, hijo de Cirene y de Apolo, inventó el queso y lo enseñó al centauro Quirón.


La mitología griega nos afirma que fueron los dioses quienes enseñaron a los humanos a elaborar quesos como un regalo divino.

 

Rererencias históricas sobre la elaboración del #Queso:


Desde muy antiguo el queso se almacenaba para épocas de escasez.

Los primero quesos, probablemente, fueran de sabor fuerte, algo salados y de textura parecida al requesón.


En el Neolítico cuando los humanos empezaron a domesticar a los animales, la cabra, la oveja y la vaca, posiblemente empezaron a elaborar queso como una manera de conservar la leche.


Hallazgos arqueológicos de la elaboración de queso, en el antiguo Egipto, datan del año 7.200 a.C. Por otra parte, también los ha habido en la India, en concreto de su Rig-Veda, que es un himnario muy antiguo donde se habla de la coagulación de la leche.


En Mesopotamia existen testimonios gráficos de la elaboración de queso. Un friso sumerio, conocido como "La Lechería", hallado dentro del templo de la diosa de la vida Ninchursag, describe con detalle todo el proceso de la elaboración del queso: ordeño, batido y almacenaje.

Fue un gobernador de Sumeria, hace 5000 años, quien dejó escrito:


“Son gratos a los dioses y a los hombres de mérito estos diez alimentos de la tierra: oveja, higos, paloma, dátiles, pato, pescado, manteca, pepinos, pastel de miel y queso". El patesi Gudea

En Grecia y en Roma el queso fue un manjar muy apreciado. Se tomaba mezclado con harina, miel, aceite, pasas y almendras.


"El queso es alimento fuerte, nutritivo y ardiente que astringe al hombre" Hipócrates

Una de las obligaciones de la mujer, tanto en la antigüedad como en la Edad Media y el Renacimiento, era saber elaborar queso, y en general, eran pocas personas las que no supieran elaborarlo.


En el Renacimiento, venecianos y holandeses comenzaron la comercialización del queso entre diferentes naciones. El queso se convirtió en producto importante para la economía.


A través de los siglos, se aprendió a solidificar la leche de otros modos más sofisticados, mediante jugos y extractos vegetales que conseguían cuajarla de diferentes modos.


Tipos de leche empleada para elaborar quesos:

  • Leche de vaca

  • Leche de oveja

  • Leche de cabra

  • Leche de búfala

  • Leche de reno

  • Leche de camello


Tipos de quesos:


  • Seco

  • Curado

  • Semicurado

  • Viejo


Tipo de cortes:


  • En tacos

  • En cuña

  • En lascas o lonchas


Se calcula que hoy tenemos unas 2000 variedades de quesos en todo el mundo. Con un origen común, resultado de miles de años de tradición.


"Que no te lo den con queso". Esta expresión la decimos cuando avisamos a alguien para que no se deje engañar.

La base de esta expresión está en la antigüedad: cuando los bodegueros recibían a un comprador, solían ofrecer una cata para que probaran el producto antes de comprarlo y acostumbraba a pasar que alguna añada no salía muy buena, por lo que la calidad del caldo era baja,; para que esto no se notase, acompañaban la cata con una ración de queso. El sabor y el fuerte olor del queso disimulaban la baja calidad del vino, por lo que, muchas veces el vendedor lograba engañar al comprador y este compraba a precio ciertamente alto un vino de mala calidad.


A pesar de esta expresión, uno de mis manjares preferidos es una copa de buen vino tinto, y queso seco.


Ya sabéis: que no os lo den con queso.

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