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Foto del escritorMaribel Bofill

El origen del Fartón


Un postre típico valenciano con más de medio siglo de historia


La familia Polo elaboró un bollo especial, alargado, dulce y tierno capaz de absorber la horchata sin problemas.

Las crónicas locales cuentan que una familia de la comarca de los Serranos, concretamente de Titaguas, se trasladó a Algemesí buscando prosperidad. La familia Polo sobre los años 60 regentaba una pequeña tienda de ultramarinos donde vendían horchata y granizado de limón. Luego se trasladaron a Alboraya la tierra de la chufa y decidieron dar un paso con el acompañante de la bebida.


Viendo que la gente mojaba pan y rosquillas, en la bebida decidieron encontrar un dulce para acompañar a la horchata.

Viendo que la gente mojaba pan y rosquillas, en la bebida decidieron encontrar un dulce para acompañar a la horchata. Entonces crearon una especie de bollo tierno y esponjoso.


La familia fue adquiriendo fama y, tras adquirir un horno más grande, se les ocurrió que el bollo debería de caber dentro de un vaso, y poderse agarra con facilidad mientras se mojaba en la bebida. Largo como una rosquilleta pero más tierno.


Utilizaron la masa de tipo panquemao valenciano haciendo dulces alargados con azúcar glas.


Se fabrica con harina de trigo, azúcar, aceite de girasol, agua, huevos, levadura prensada y sal.


Sobre los años '90 surgió la bollería congelada, pero en los últimos años los fartons caseros que se producen en las mismas horchaterías son los más demandados y degustados.


De esta manera y gracias a esta familia hoy en día podemos disfrutar de los famosos fartons valencianos.



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