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Foto del escritorMaribel Bofill

Lúculo come en casa de Lúculo


Banquete romano, mural de Pompeya


Lúculo cena hoy con Lúculo”

Esta frase pertenece a un dicho popular que, como otros muchos, se están perdiendo. El hecho alude a un cónsul de la República Romana.


Lucio Licinio Lúculo


Lucio Licinio Lúculo (118-56 AC) fue un destacado militar romano (convertido a político y prohombre de Roma) cuyo mayor logro fue la victoria en la Tercera Guerra Mitridática (desde el 74 AC).


Durante dieciséis años luchó contra los partos, ganando mucha fama, muchas tierras para la República y muchas riquezas para su casa.


En su vejez, los últimos diez años de su vida Lúculo se dedicó al placer, la cultura y a gastar los botines de la guerra. Sus banquetes eran muy famosos.


En su mansión tenía doce comedores donde, casi a diario, en alguno de ellos, se celebraban espléndidas cenas.


Séneca criticaba los lugares donde se celebraban estos banquetes:


“De todos los lugares aportan a la gula todo lo conocido; se trae de lo más alejado del océano lo que a duras penas admite un estómago desequilibrado por las exquisiteces; vomitan para seguir comiendo, siguen comiendo para vomitar y no se avienen a digerir dignamente los manjares que van buscando por todo el orbe”.

Lúculo era gran amante de la buena cocina. Sus mesas dejaban atónito a los romanos por el refinamiento de los manjares que se servían, las copas adornadas con piedras preciosas, los platos cincelados en oro, los paños y manteles de púrpura y los coros y representaciones de teatro que acompañaban las largas velados de sus banquetes.


En aquella época se tenían aprecio por las carnes de caza y de crianza, los entremeses con erizos de mar, ostras frescas, almejas, tordos con espárragos, gallinas cebadas, pasteles de ostras y mariscos, bellotas de mar blancas y negras. Platos de mariscos, pajarillos, riñones de ciervo y jabalí, aves empanadas, entre otros manjares.



Anécdota.


La anécdota que nos interesa ocurrió en su Domus, su lujosa villa romana, una noche sin invitados, sus esclavos le sirvieron una cena que podemos llamar normal, lo normal que debería ser lo común para los romanos de su misma condición.

Lúculo preguntó el porqué de tanta “escasez” en su mesa, uno de sus sirvientes se explicó, aduciendo que como no tenía invitados, no habían considerado necesario preparar nada más.


Fue ahí cuando Lúculo protestó, con su conocida frase:


Hodie Lucullus cum Lucullo edit

Traducida por fray Antonio de Guevara así:


“Aunque no avía huéspedes que cenasen con Lúculo, habías de pensar que Lúculo debía cenar con Lúculo”.

Lúculo come en casa de Lúculo: frase que se emplea para aquellos que se regalan con banquetes suculentos. También se suele emplear para decir que, como en casa, no se come en ningún sitio.




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